En una soleada mañana de primavera, mientras el bullicio de la ciudad comenzaba a despertar, Charly se preparaba para un día más en la institución que se ha convertido en su segunda casa. Esta organización, dedicada a apoyar a inmigrantes y refugiados, no solo ofrece servicios esenciales, sino que también representa un faro de esperanza y un puente hacia nuevas oportunidades para quienes han dejado atrás sus hogares en busca de un futuro mejor.
Charly, con su dedicación incansable y su compromiso apasionado, ha sido testigo de innumerables historias de resiliencia y transformación. Desde Mohamed, un refugiado que encontró en la comunidad la fuerza para empezar de nuevo, hasta familias enteras que, con cada paso, han reconstruido sus vidas gracias al apoyo recibido. Estas historias no son solo testimonios de la efectividad de la institución, sino también reflejos de la humanidad compartida que nos une a todos.
Hoy, nos sumergimos en la vida de aquellos que están en la primera línea de esta misión crucial. Acompañamos a Pauli y a Carmelo, personas comprometidas y sensibles en las problemáticas sociales para brindar un cálido abrazo a los recién llegados, y conocemos a Inma, una trabajadora social cuyo trabajo diario con inmigrantes resalta los desafíos y las victorias del camino hacia la integración.
A través de sus voces, exploramos el impacto tangible y emocional del trabajo con inmigrantes:
— ¡Hola Inma!, gracias por dedicarnos un tiempo para hablar con nosotros hoy. Para empezar, ¿puedes contarnos un poco sobre tu trabajo y tu experiencia trabajando con inmigrantes?
En mi trabajo desde el ámbito de la salud como trabajadora social, atiendo a personas inmigrantes que tienen un problema de salud y/o necesitan tener acceso al sistema sanitario, además de una situación de vulnerabilidad por distintos motivos (situación irregular en España, escasez de recursos económicos y falta de apoyo familiar y social) se añade, la barrera idiomática y cultural, y la dificultad comprensión de los procesos médicos.
— ¿Cuáles son los desafíos más comunes que enfrentas al atender a pacientes inmigrantes?
La barrera no solo idiomática sino cultural, falta de medios para abordar situaciones complejas, en las que a la situación de enfermedad se une la soledad, falta de recursos económicos, condiciones laborales y de vivienda.
— ¿Cómo abordas estos desafíos en tu práctica diaria?
Trato de poner en el centro a la persona, con su situación especial y única, sin dejarme abrumar o desanimar por la multitud de situaciones, intentando buscar soluciones pequeñas o grandes que hagan sentir a la persona que puede mejorar su situación, también trato de poner en red a los distintos servicios o recursos implicados, sintiendo que si sumamos podemos hacer cambios y mejoras.
— ¿Qué tipo de apoyo adicional crees que sería beneficioso para los inmigrantes en términos de salud?
Siento que los profesionales de la salud necesitamos formación ante estos procesos migratorios, ya que damos y respondemos con soluciones y servicios del primer mundo a situaciones de personas con dificultades y necesidades básicas que primero hay que abordar.
— ¿Puedes compartir alguna historia de éxito o positiva de tu trabajo con inmigrantes?
Recuerdo un chico de origen africano que llevaba viviendo muchos años sin papeles, le sobrevino una enfermedad grave, y su deseo era viajar a su país, pero con sus papeles en regla, ya que al tener una enfermedad grave, podía retornar a su país pagando el billete la administración, pero para el era muy importante, después de años en España, viajar con su documentación en regla, además quería un billete de ida y vuelta, por si su salud le permitía regresar a España. Logramos con la solidaridad de sus jefes en España, Caritas y la colaboración de la oficina de extranjería cumplir su deseo.
— ¿Qué impacto crees que tiene tu trabajo en la vida de los inmigrantes que atiendes?
Creo que mi intervención a nivel individual y en el ámbito local, mejora su confianza en los profesionales y servicios que les atendemos, su integración, promoviendo iniciativas conjuntas entre colectivos (jornadas interculturales, reuniones..).
— ¿Hay algo más que te gustaría añadir sobre tu experiencia trabajando con inmigrantes?
Me gusta sentir cómo pequeños cambios en las situaciones difíciles de las personas, genera esperanza, confianza e ilusión en seguir trabajando en construir un mundo mejor.
— Hola a Pauli y a Carmelo, gracias por sumaros hoy. Nos gustaría hablar sobre la iniciativa comunitaria que habéis iniciado para acompañar a inmigrantes. Para empezar, ¿podrías contarnos un poco sobre cómo surgió esta idea y en qué consiste?
La idea de acompañar a inmigrantes nació de un fuerte deseo de un grupo de la Comunidad de llegar a las personas que estaban en la frontera de la sociedad, a los indefensos, a los más marginados, expresión de la presencia de Jesús Abandonado.
Teníamos en el alma las palabras del Papa (Salir fuera) y de la presidenta de nuestro Movimiento, que nos había dicho que teníamos que ir a buscar los rostros de Jesús en las periferias. Dentro de tantos rostros de Jesús Crucificado, pensamos en los migrantes y más específicamente en los jóvenes que cumplían 18 años y no tenían dónde ir.
Vimos que nuestro proyecto podía ser acoger a jóvenes migrantes que estaban en el «Proyecto Nazaret» (de Caritas), pero necesitaban estar tutelados. Para ello nos pusimos en contacto con Cáritas.
— ¿Cuáles son las principales actividades y servicios que ofrece la comunidad a los inmigrantes?
La Comunidad ofrece al «Proyecto Casa Luce» apoyo económico para el sustento del piso en alquiler, manutención y apoyo humano por parte de un grupo de voluntarios que ofrecen compañía en lo relacionado con las actividades de la vida cotidiana, actividades propias de una familia, como puede ser acompañar en el hospital, ir un día al campo de futbol a ver un partido, salir a una exposición.
— ¿Qué desafíos ha enfrentado la comunidad al implementar este proyecto?
El primer desafío fue buscar una vivienda para acoger a los inmigrantes que estaban en los programas de «casa Nazaret». Al principio se pensó en una vivienda que pertenecía a la parroquia San Felipe Neri. Hubo problemas para poder financiar las obras. Hubo un segundo proyecto de una vivienda que pertenecía a la parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria del que hubo que desistir. Por último, se encontró un piso en la barriada de Rochelambert con un alquiler asequible y donde se empezó el proyecto, con dos migrantes: un chico marroquí y otro de Costa de Marfil, después de llegar a disponer del presupuesto básico para comenzar la aventura.
— ¿Cómo habéis superado estos desafíos?
Los desafíos los hemos ido superando porque creíamos que este proyecto era Voluntad de Dios. El grupo ha sido constante y perseverante en seguir la Voz de Dios. Hemos experimentado que cuando se cerraba una puerta, se abría otra.
— ¿Puedes compartir alguna historia de éxito o un momento significativo desde que comenzó este proyecto?
A los pocos días de la inauguración del «Proyecto Casa Luce», ingresó en el hospital el chico marroquí para una intervención quirúrgica. Todo el tiempo de su estancia en el hospital estuvo acompañado por el grupo de voluntarios.
El pasado 11 de mayo la comunidad organizó una paella solidaria para recaudar fondos para el proyecto.
— ¿Qué impacto creéis que ha tenido este programa en la comunidad local?
En un principio éramos un grupo pequeño. Ahora somos más. Pensamos que conforme va avanzando la experiencia, puede ir creciendo el entusiasmo por colaborar con el proyecto.
— ¿Qué planes futuros tenéis para el proyecto de acompañamiento a inmigrantes?
Cuando la experiencia se vaya afianzando se podrá acoger a dos personas más. Por otro lado, hay que tener en cuenta que el periodo de acogida debe tener un fin. El objetivo es ayudar al migrante a la integración total en nuestra sociedad en un ámbito de acogida familiar. Después de un tiempo habrá que acoger a nuevos migrantes para procurarles la integración.
Debemos gestionar actividades que integren a los migrantes en nuestra sociedad, invitándolos a nuestros encuentros y fiestas familiares.
— ¿Hay algo más que te gustaría añadir sobre la importancia de este tipo de iniciativas comunitarias?
Este proyecto es innovador y los resultados pueden abrir camino en la tarea de integrar totalmente, en un ambiente de acogida familiar, a los emigrantes en nuestra sociedad.
— Hola Charly, gracias por estar con nosotros también hoy. Para empezar, ¿podrías contarnos un poco sobre tu trabajo y la misión de la institución para inmigrantes en la que trabajas?
Hola! Hago parte del Instituto Social del Trabajo (ISO) que es una organización dedicada a la promoción de personas en situación de vulnerabilidad, especialmente migrantes. Tenemos actualmente 6 casas de acogida ubicadas en la ciudad de Valencia y sus alrededores.
Mi rol es híbrido porque me ocupo de la Administración de la organización, pero también de acompañar a los residentes en su camino hacia la integración.
— ¿Cuáles son los principales servicios que ofrece la institución a los inmigrantes?
El servicio más concreto que ofrecemos es la residencia: un techo, una cama, una ducha y la comida garantizada; cosas que tantas veces damos por descontadas, pero que para estas personas no lo están en absoluto.
Además contamos con un equipo de profesionales psicólogos, educadores y trabajadores sociales para favorecer su bienestar y los procesos necesarios para iniciar o retomar su integración social: empadronamiento, tarjeta sanitaria, escolarización, asesoramiento y acompañamiento legal -cuando procede-, entre otros trámites fundamentales.
Todos los días ofrecemos clases de español y eventualmente clases de valenciano.
Y tenemos un programa de Inserción socio-laboral a través del cual procuramos abordar la formación y las posibilidades de trabajo para estos hermanos en necesidad.
— ¿Qué desafíos comunes enfrentan los inmigrantes que acuden a vuestra institución?
Cada persona y cada familia llega evidentemente con su propia historia y requiere por lo tanto un acompañamiento particular. Pero, en términos generales, se trata de gente que por diversas circunstancias queda en situación de calle y necesita un tiempo de asistencia para poder salir adelante. Las necesidades más acuciantes son la casa y el trabajo.
— ¿Cómo aborda la institución estos desafíos?
Tenemos un comprometido equipo de profesionales que, articulando acciones fluida y sinérgicamente con el Estado en sus diversas instancias, trabaja una a una las situaciones de cada residente.
Contamos asimismo con una cuadrilla de voluntarios que resultan de enorme ayuda; y con socios y colaboradores que realizan aportaciones esenciales.
—¿Puedes compartir alguna historia de éxito de tu trabajo con inmigrantes?
“Éxito” para mí es que las familias se sientan en casa durante su período en el ISO y puedan salir adelante una vez finalizada su estancia. La mayoría de las familias, poco a poco y con mucho empeño, logran encontrar un hogar y trabajo o bien solicitar protección internacional; y regresan con regularidad a visitarnos o incluso a ofrecerse como voluntarios para dar una mano a otras personas que se encuentran viviendo lo que ellos vivieron.
— ¿Qué impacto crees que tiene la institución en la vida de los inmigrantes que atienden?
Creo que el ISO tiene un impacto sumamente concreto y positivo en términos de la atención de las necesidades urgentes de nuestros residentes. Pero también uno más profundo y fundamental en relación con su acompañamiento humano, espiritual, migratorio y por supuesto de inserción socio-laboral. Al menos es lo que muchos de ellos nos refieren.
— ¿Qué crees que podría hacerse a nivel institucional para mejorar aún más el apoyo a los inmigrantes?
Por un lado, pienso que el Estado debería procurar más y mejores herramientas -y recursos- para garantizar los derechos de estas personas en situaciones de vulnerabilidad, muchas veces extrema. En particular, los circuitos de protección internacional deberían ser más amplios, más simples y más humanos. Y habría que encontrar el modo de que los permisos de trabajo sean expedidos más rápidamente.
Por otro lado pienso que, desde el punto de vista civil y de la sociedad en general, todos podemos formarnos y dejarnos sensibilizar por las historias de estos hermanos y hermanas que llegan para ofrecer sus ganas de salir adelante, su riqueza cultural y su fuerza de trabajo. La inmigración continúa percibida, tantas veces, de manera peyorativa; cuando en realidad es una oportunidad maravillosa de encuentro, armonía y superación. Si como humanidad podemos llegar a la luna y descifrar el genoma humano, deberíamos también ser capaces de gestionar nuestros recursos para incluir y promover a quienes más sufren.
— ¿Cuáles son los planes futuros de la institución para continuar apoyando a los inmigrantes?
Estamos trabajando para poder acompañar a más personas y queremos profundizar la articulación con otras instituciones y redes, al mismo tiempo que profundizar las labores que ya desarrollamos.
— ¿Hay algo más que te gustaría añadir sobre la importancia de las instituciones de apoyo a inmigrantes?
Ojalá algún día estas instituciones no sean necesarias. Pero, en el contexto actual, agradezco que existan y que trabajen con tanto compromiso.
En lo personal, me alegra profundamente y me siento muy agradecido por hacer parte de un equipo tan involucrado con el bienestar y la promoción de estos hermanos resilientes. Aprendo todos los días tanto de mis colegas como de nuestros residentes.
Descubrimos a través de estás experiencias los desafíos multifacéticos que enfrentan, desde barreras lingüísticas hasta traumas profundos, y las estrategias innovadoras y compasivas que estas personas utilizan para superarlos. Nos encontramos con historias de éxito que iluminan el poder de la comunidad y el apoyo institucional, recordándonos que, aunque el viaje de la inmigración es arduo, no es uno que deba emprenderse solo.
Este artículo no solo pretende informar, sino también inspirar. Al conocer a Charly, Pauli, Carmelo e Inma, vemos cómo la acción colectiva y el apoyo individual pueden transformar vidas, ofreciendo una nueva perspectiva sobre la inmigración y subrayando la importancia de la solidaridad y la empatía en la construcción de una sociedad más inclusiva y justa.