Publicamos un artículo aparecido en la web de AMU (Azione Mondo Unito), ong con la que colabora la Fundación Igino Giordani. Se trata de uno de los proyectos que estamos sosteniendo conjuntamente.
Estos días estamos en Ecuador, para saber cómo las mujeres de las zonas afectadas por el terremoto están organizando y retomando sus actividades laborales.
«Tuvimos la idea de criar pollos, y nosotras mismas, con la ayuda de vecinos y amigos, construimos un gallinero, después gracias al proyecto #SunriseEcuador compramos los animales y el pienso.
Reanudar o crear nuevas actividades es un aspecto muy importante para reconstruir la dignidad y la confianza de estas personas:
«Esto significa mucho para nosotras porque podemos colaborar en la economía de nuestras familias, puedo contribuir al salario de mi marido que trabaja fuera».
Tras la devastadora experiencia del terremoto, un objetivo importante del proyecto es reconstruir los lazos sociales, la solidaridad dentro de la comunidad, porque sólo la unión puede dar fuerza para superar el miedo.
«Este trabajo es muy importante porque nos ha enseñado a trabajar en equipo, como en familia. Cuando una de nosotras no puede hacer su turno de trabajo en el cuidado de los pollos, otra la reemplaza, también nos ayudamos mutuamente en el cuidado de nuestros hijos. Compartimos gastos y trabajo, hemos aprendido que podemos hacer muchas cosas juntas».
Entre las iniciativas en favor del proyecto «Fraternidad con África» (1), está la «Alubiada Solidaria 2018», que anualmente se organiza en Bilbao.
El proyecto «Fraternidad con África», tras 11 años de andadura y después de un profundo estudio de revisión y balance, sufrirá alguna modificación en cuanto a destinatarios, ampliándose a otros ámbitos y países.
Durante 2018, daremos cuenta del cambio de «Fraternidad con África» a «Living Fraternity».
Agradecemos el apoyo recibido durante estos años y animamos a seguir colaborando con estos proyectos encaminados a la construcción de la fraternidad de la familia humana.
En este momento, alentamos a nuestros amigos de Bilbao que, por cuarto año consecutivo, realizan esta acción solidaria. Esta actividad se ha convertido en un desafío para la comunidad de Bilbao. La misma está organizada por el Movimiento de los Focolares y la Fundación Igino Giordani. También colaboran entidades como: Bodega Murillo Viteri, Parroquia de la Basílica de Begoña y Hogar de Jubilados de Begoña.
(1)«Fraternidad con África» – es un proyecto nacido en 2006 para sostener becas de estudio para cursos universitarios o especializaciones profesionales para jóvenes africanos. Después de estudiar, los jóvenes becados se comprometen a permanecer trabajando en África al menos 5 años, poniendo su profesionalidad al servicio del desarrollo del propio país. La Fundación Igino Giordani sostiene este proyecto desde hace años.
Para más información, leer…
De los Profesores de Tiébissou
A nuestros amigos de España
Asunto: Agradecimiento
Queridos amigos:
Os queremos agradecer la ayuda que nos estáis prestando. ¡Gracias a todos! Que el Señor os dé el «ciento por uno» y que su gracia descienda sobre vosotros y vuestras familias.
Dos de nosotros ya nos hemos podido matricular en la Universidad. Aún tenemos dificultades para cuatro de nosotros que no tienen el título de acceso a la universidad y que trabajan con el certificado de estudios.
El delegado de estudios del colegio de formación en agricultura, ganadería y pesca, que tiene que admitirlos, ha dicho que, para darles la posibilidad matricularse a quienes van a hacer los cursos –cursos de verano–, debe consultarlo con el director general, el cual se encuentra fuera del país en estos momentos.
Pedimos a Dios que la situación de estos cuatro profesores encuentre una solución satisfactoria y que puedan matricularse.
Gracias y que Dios os bendiga.
Firmado por los Becados
La Fundación Igino Giordani, desde sus inicios, ha sostenido la colaboración con el Instituto Universitario Sophia, concretamente con becas de estudio a algún joven interesado en cursar en este centro. Ahora se cumplen 10 años de su fundación y reproducimos el artículo aparecido en el diario italiano Avvenire.
10 años de Sophia, el ateneo del diálogo fundado por Chiara Lubich
El 24 de octubre será inaugurado el nuevo año académico de Sophia, el instituto universitario de Loppiano, que celebra sus diez años de actividad. La ceremonia de apertura tendrá lugar a las 17:00 en la ciudadela situada en las colinas de Incisa Valdarno, en presencia del cardenal arzobispo de Florencia, Giuseppe Betori, gran canciller del instituto universitario, y de María Voce, vice gran canciller y presidenta del Movimiento de los Focolares. A continuación, una mesa redonda con el economista Stefano Zamagni, el filósofo y copresidente de los Focolares, Jesús Morán Cepedano, y el arzobispo Angelo Vincenzo Zani, secretario de la Congregación para la educación católica. Ese mismo día se dará inicio al nuevo centro de investigación y formación “Sophia Global Studies”, dedica a temas de la globalización y la complejidad contemporánea. La característica de Sophia es ser un ámbito de excelencia donde se reúnen vida y pensamiento, así como distintas culturas y disciplinas.Sophia no es una universidad constituida por la conjunción de varias facultades, en el sentido clásico del término, sino un laboratorio de experimentación interdisciplinar e intercultural. El Instituto fue erigido por la Santa Sede y los títulos que otorga son reconocidos conforme a los acuerdos internacionales. Siendo una expresión del Movimiento de los Focolares, el Instituto fue promovido por Chiara Lubich y un grupo internacional de profesores de distintas materias. En el futuro esta prevista la apertura de sedes locales en otros países, con objetivos de investigación específicos. A continuación, un artículo dedicado a este aniversario publicado en Avvenire.
«El año pasado un estudiante nuestro de Ucrania me confesó: “Si tuviese que decirle a alguien porqué escogí Sophia, le diría: ¿quieres conocer el mundo? Y le respondería: ¡entonces vete a Sophia! Pues bien, este es un lugar donde la sabiduría divina y la investigación humana del saber son una sola cosa». Monseñor Piero Coda habla de Sophia, el instituto universitario surgido a partir de una intuición de Chiara Lubich, que ahora cumple diez años. Teólogo de fama reconocida, miembro de la Comisión Teológica Internacional y de la Comisión para el Diálogo entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa, con quince años a sus espaldas enseñando en la Pontificia Universidad Lateranense, Coda es el rector de este singular ateneo erigido por la Santa Sede y que se haya en Loppiano, la ciudadela del Movimiento de los Focolares asomada al Arno, a treinta kilómetros de Florencia. Cuando se le pide que trace el balance de una década de actividad, el teólogo y profesor se fija en esos jóvenes procedentes de cuarenta países que han pasado por el instituto: 126 han obtenido la licenciatura y 15 el doctorado. «Casi el 90% de ellos ha encontrado un empleo profesional en poco tiempo o ha proseguido su carrera en el ámbito académico. Y lo que me dicen es que han adquirido las herramientas para interpretar el mundo contemporáneo y actuar como protagonistas en un mundo plural y complejo, que necesita personas capaces de dialogar».
El rector define Sophia como una «idea innovadora de universidad», caracterizada por «una potente estilo interdisciplinario y por el encuentro entre los saberes». Luego cita al filósofo francés Edgar Morin. «En este tiempo nuestro percibimos la exigencia de “volver a pensar el pensamiento”, o sea, darle nuevas alas a una cultura que sepa captar los retos del presente y ofrecer respuestas realistas». Y añade: «El papa Francisco exhorta a construir puentes y no muros, a proyectar un nuevo paradigma de desarrollo para la sociedad, la economía y la política», sus palabras le han dado «nueva linfa a nuestro proyecto». El curso de licenciatura magistral (y su doctorado) en «cultura de la unidad» fue el primero que propuso el instituto, con lo cual manifiesta su afinidad con el Movimiento de los Focolares. «Empezamos con la convicción de superar la fragmentación de los saberes ofreciendo una trayectoria de la que germinase una cultura integrada, iluminada por el Evangelio, por la doctrina social de la Iglesia y por las propuestas del Vaticano II. Es una trayectoria que no encontraba parangón en el ámbito de los estudios académicos propuestos por la Santa Sede».
Con motivo del aniversario se ha añadido nuevos cursos: el de ciencias económicas y políticas y el de ontología trinitaria. «Gracias al crecimiento en calidad académica, así como el aumento de docentes, hemos activado dos títulos con más atractivo profesional. En particular el de ontología trinitaria, que remite a una expresión del filósofo y teólogo alemán Klaus Hemmerle, y que, unido al carisma de la unidad, quiere expresar la circularidad entre filosofía y teología». Sophia no son solo clases y exámenes. Es también, y sobre todo, una «comunidad viva», como le gusta decir a Coda. «Hemos querido que el ambiente de estudio se injertase en una experiencia de encuentro, de intercambio y de oración que atravesase todas las dimensiones de lo cotidiano, en cuyo centro están los estudiantes, los profesores y el equipo de colaboradores». No es casual que el Instituto esté en el marco de la mariápolis internacional de Loppiano. «Chiara Lubich –explica el rector– consideraba que la universidad debía nacer en el contexto de un “laboratorio” global como es esta ciudadela, pues la consideraba una expresión necesaria de los lazos intrínsecos entre pensamiento y experiencia».
Por otra parte, para entender qué es Sophia hay que volver a la amplitud de miras de la fundadora del Movimiento de los Focolares. «La idea de una institución universitaria siempre estuvo presente en el empuje carismático que estimuló a Chiara Lubich y luego al Movimiento. Ya a finales de los años 40 surgió la urgencia de declinar la inspiración evangélica “que todos sean uno” también en clave cultural y social». Hoy el Instituto ha creado otros dos centros de investigación. «Uno es el Evangelii gaudiumper, la renovación de la misión eclesial en la línea del papa Francisco; el otro es el Sophia Global Studies para hacer frente a los retos actuales a nivel mundial con una perspectiva interdisciplinar. Se trata de iniciativas en las que la propuesta académica de Sophia alza el vuelo para entrar en el dinamismo social de una problemática tan compleja y al tiempo cargado de esperanza». Y no solo. El próximo 14 de diciembre se dará inicio a la cátedra «Atenágoras I – Chiara Lubich», en colaboración con el patriarcado ecuménico de Constantinopla. «Una serie de lecciones –concluye Coda– sobre temas de espiritualidad y eclesiología ortodoxas bajo la óptica del diálogo ecuménico».
Giacomo Gambassi para Avvenire (http://iu-sophia.org/it-IT/_News_4062)
Más información sobre el proyecto: ver aquí.
También puede solicitarla escribiendo ainfo@fundaciongiordani.org
El nuevo hogar de Olena es el campamento de desplazados internos de Caritas-Spes Yablunytsia, en el corazón de los Cárpatos, donde ha encontrado una cama cómoda, una ducha caliente y buena comida. Ciertamente no es la casa que perdió en la guerra, pero al menos es un lugar más tranquilo: «En las regiones donde continúan las agresiones, donde el enemigo lanza sus mortíferos misiles, la gente vive constantemente en un estado de peligro, incertidumbre, miedo, pánico. Está en juego el valor más importante de un ser humano, la vida«. Muchos huyen al extranjero o a las zonas seguras de Ucrania.
Una de esas zonas seguras es el centro de Cáritas-Spes en los Cárpatos, la cadena montañosa del oeste. Olena dice haber encontrado su nueva paz, en el centro de acogida que puede albergar hasta trescientas personas: «Aquí el alma humana se cura«. La naturaleza ayuda: «Las instalaciones están rodeadas de montañas y bosques de abetos. La zona parece una fortaleza creada por las manos de Dios. El río, que fluye, parece emanar música«. Olena habla como de un lugar donde se respira paz, después del infierno de la guerra, donde las madres pueden criar a sus hijos sin miedos ni preocupaciones: «Hay talleres creativos, clases de inglés y de baile para niños y adultos. Por las noches se puede jugar al tenis de mesa o ver películas«. Las mismas mujeres hospedadas ayudan a cuidar la instalación y el jardín que la rodea.
«Cuando esta guerra termine, ganaremos y nos iremos a casa. Y allí, siempre recordaremos la acogida que recibimos en estas montañas, los Cárpatos, que nos unieron aún más. Gracias a Dios y gracias a todos los que nos dieron el calor de un hogar en el frío de la guerra«.
(El texto y fotos están extraídos de la web de AMU)