Campo de refugiados en Mahama
Va a cumplirse un año desde que la solidaridad de tantas personas a través de la Fundación Igino Giordani y la Providencia hizo posible dar respuesta a una comunidad al sureste de Ruanda con grandes necesidades.
El padre vicenciano Henri Matsinga trabaja y es capellán en el campo de refugiados de Mahama. El campo, que se puso en marcha en 2015 para alojar a refugiados de Burundia aloja hoy a más de 50.000 refugiados. El acceso a los bienes básicos, como en todos los campos, normalmente ya era muy complicado cuando llegó el Covid19.
Henry y yo nos conocimos en 2015 en Dire Dawa (Etiopía) en una de las casas de las Hermanas de la Caridad de Madre Teresa, cuando él todavía era seminarista y yo voluntaria. Tuve el regalo de poder estar con él en los talleres de verano que las hermanas hacen con los niños y niñas sin recursos de la zona, y descubrir una profunda vocación al sacerdocio que a los años se cumplió.
En el campo, como sucedió en España, fueron los mayores los que más sufrieron por la enfermedad y los estragos que el Covid produjo en todos los suministros. Henri, especialmente preocupado por ellos, me contaba que en su enfermedad se ven incapacitados para organizarse y recibir y salvaguardar lo básico que se reparte, algunos mueren de hambre. Conocedor de esta situación y de cientos de casos particulares, Henri elaboró una lista de 125 afectados mayores, con nombres y apellidos, que están viviendo una necesidad muy urgente y los víveres básicos necesarios e indispensables para su supervivencia: arroz (7 kg), frijoles (6 kg), sal (2 kg), frutas (2 pzs), aceite (5 l) y azúcar (2 paquetes). Para poder comprarlos necesitaba 17,91 € por persona, en total 2238,7 €.
De manera espontánea comencé una colecta, a través de la Fundación Igino Giordani, con una cadena de whatsapp trasladando esta necesidad y la respuesta fue espectacular. A pesar de las tremendas necesidades que también se vivían aquí, la generosidad fue increíble. Finalmente, se recolectaron e hicieron dos envíos, uno de 3792,96 USD y otro de 4450 € que sirvieron para dar respuesta no solo a las necesidades de la lista que Henri envió, sino a ampliarla también a viudas y huérfanos de la comunidad que, después de los mayores, eran los que más estaban siendo golpeados por las consecuencias de la pandemia.
Campo de refugiados de Mahama