La paz y los derechos humanos

Cómo construir un futuro desde el diálogo y la inclusión

La paz no es simplemente la ausencia de guerra.

La paz no es simplemente la ausencia de conflicto, sino la presencia activa de justicia, igualdad y dignidad para todas las personas. Como señala el sociólogo Johan Galtung, la paz puede ser entendida en dos dimensiones: la paz negativa, que se refiere a la ausencia de violencia directa, y la paz positiva, que implica la construcción de estructuras sociales y políticas que garanticen el bienestar común. En este sentido, nuestro compromiso es promover una paz que no solo evite el conflicto, sino que construya sociedades más justas y solidarias.

“la paz es la condición en la que cada persona puede desarrollar plenamente su potencial”.

Chiara Lubich, sostenía que “la paz es la condición en la que cada persona puede desarrollar plenamente su potencial”. Un ejemplo concreto de su pensamiento se refleja en la experiencia de las Ciudadelas o Mariápolis, proyectos en los que comunidades enteras se comprometen a vivir en armonía promoviendo la inclusión y el diálogo entre culturas diversas. Desde esta perspectiva, la paz no puede reducirse al orden impuesto o al silencio de las armas. Como advierte el filósofo francés Emmanuel Lévinas, la verdadera paz implica justicia, inclusión y reconocimiento de las diferencias. Un ejemplo claro lo encontramos en su teoría de la “etica de la alteridad”, que subraya la responsabilidad hacia el otro como base de la justicia.

Dar nombre a los conflictos

“dar nombre al dolor es el primer paso hacia la reconciliación”

Uno de los mayores desafíos en la resolución de conflictos es la falta de claridad para nombrarlos y entender sus causas. La historiadora alemana Aleida Assmann sugiere que dar nombre al dolor es el primer paso hacia la reconciliación”. Su trabajo sobre la memoria cultural, ejemplificado en Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, muestra cómo enfrentar el pasado de manera honesta ayudó a construir una sociedad más inclusiva y consciente de sus errores. En muchos casos, los conflictos permanecen sin resolverse porque se enmascaran con etiquetas genéricas que no abordan las dinámicas subyacentes: desigualdades económicas, tensiones culturales o disputas por recursos naturales. Al nombrar los conflictos, no sólo los visibilizamos, sino que también abrimos la posibilidad de escuchar las distintas y plurales posiciones involucradas.

La necesidad del diálogo como metodología

“ninguna paz sostenible puede construirse sin el sacrificio de algo por un bien mayor”.

El diálogo, entendido no como mera negociación, sino como un encuentro sincero entre partes, es fundamental para avanzar hacia la paz. El economista e historiador del pensamiento económico italiano Luigino Bruni sostiene una idea central: «ninguna paz sostenible puede construirse sin el sacrificio de algo por un bien mayor”. Un ejemplo de esto se puede observar en las iniciativas de economía civil que impulsa, donde las empresas sacrifican beneficios inmediatos para construir relaciones duraderas basadas en la confianza y el bien común. Esta actitud implica estar dispuestos a perder privilegios, poder o control en favor de la construcción de un futuro compartido.

Sin embargo, como bien apunta el sociólogo español Manuel Castells, «la comunicación determina decisivamente la cultura, lo que implica que los medios de comunicación y los mensajes que transmiten juegan un papel crucial en la formación y transformación de las culturas» en una sociedad interconectada, donde se evidencia que el diálogo intercultural es esencial para gestionar las tensiones en un mundo globalizado. El diálogo no es una habilidad innata; debe aprenderse, practicarse y cultivarse desde la educación temprana hasta los espacios de toma de decisiones políticas.

¿Por qué fracasan las negociaciones?

Uno de los factores que limitan los avances en negociaciones internacionales es la falta de confianza entre las partes. Esta desconfianza se ve agravada por la percepción de que las concesiones son signos de debilidad, en lugar de pasos hacia una solución sostenible. Además, las instituciones internacionales muchas veces carecen de herramientas efectivas para gestionar crisis, el filósofo francés Edgar Morin a menudo enfatiza la importancia de la creatividad y la flexibilidad en la resolución de conflictos y en la gestión de problemas complejos, sugiriendo que los enfoques rígidos y burocráticos pueden ser ineficaces. Un ejemplo de su enfoque sistémico se observa en sus propuestas para abordar la crisis climática, donde enfatiza la interdependencia entre políticas locales y globales para encontrar soluciones creativas.

 

Estrategia comunitaria para la paz

“la no violencia activa no es pasividad, sino una acción propositiva que busca transformar las relaciones humanas”.

Es urgente que las soluciones para los conflictos se basen en una estrategia comunitaria que escuche a todas las partes involucradas y las integre en un proyecto común. Como propuso el pensador italiano Aldo Capitini, “la no violencia activa no es pasividad, sino una acción propositiva que busca transformar las relaciones humanas”. Esto se refleja en su movimiento de “Asambleas de Paz”, donde las comunidades crean espacios de debate y propuestas concretas para resolver problemas locales. Esto implica abordar las desigualdades estructurales y fomentar una participación inclusiva en los procesos de toma de decisiones.

Hacia una cultura de paz y derechos humanos

La educación para la paz y los derechos humanos debe ocupar un lugar central en cualquier esfuerzo por transformar las sociedades. Esto incluye programas escolares, capacitaciones en comunidades y un compromiso de los medios de comunicación para promover narrativas que destaquen el valor del respeto mutuo, la justicia y la reconciliación. Un ejemplo destacado es el trabajo de Jürgen Habermas en teoría de la acción comunicativa, que ha sido aplicado para fomentar debates democráticos inclusivos en países europeos.

Como bien concluye el filósofo alemán Jürgen Habermas, “la paz es un proceso, no un estado”. Y ese proceso requiere una sociedad dispuesta a dialogar, a comprender y a actuar en conjunto. La paz no es un ideal inalcanzable; es una construcción cotidiana que comienza con el compromiso de todos y cada uno de nosotros.

El camino hacia la paz comienza con pequeñas acciones y compromisos individuales. Desde nuestra Fundación, invitamos a todos a reflexionar, educarse y actuar para construir juntos un mundo donde la dignidad humana sea el centro de nuestras relaciones y estructuras sociales.

 

Nota

Chiara Lubich

Emmanuel Lévinas

Aleida Assmann

Luigi Bruni

Manuel Castells

Edgar Morin

Aldo Capitini

Jürgen Habermas Filosofo y Sociólogo Alemán.