Dar sentido a la Navidad
Un descubrimiento
Como en la mayoría de las casas, en la nuestra el espacio es un bien preciado.
Desde siempre he tenido una gran afición por el belenismo, y con el tiempo he comenzado a crear personalmente las construcciones y todo lo relacionado con la ambientación. Con poco dinero y mucho trabajo, se pueden lograr efectos realmente interesantes. He realizado algunos dioramas para regalarlos a amigos y familiares, además de construir uno para nuestra casa cada Navidad.
Los Belenes no solo decoran y alegran el hogar, sino que también nos ayudan a darle verdadero sentido a esta época tan especial.
Desde hace tres años, he llevado esta afición un paso más allá: expongo mi Belén en el escaparate de la farmacia que hay debajo de casa. Esta tradición me permite no solo disfrutar de mi hobby, sino también compartirlo con los demás y aprovechar la oportunidad para transmitir el auténtico significado de la Navidad.
El dilema del espacio: tomar decisiones difíciles
Esta pasión por el belenismo me lleva a querer renovar nuestro Belén cada cierto tiempo. Sin embargo, el espacio en casa impone sus límites: más de dos Belenes simplemente no caben. Este año decidí hacer uno nuevo, el tercero. Pero, después de una conversación familiar, pactamos que uno de los ya fabricados debía salir.
No fue fácil desprenderme de uno de mis Belenes. Me sentía muy apegado a «mi obra», pero entendía que no podíamos mantenerlos todos. ¿Qué hacer entonces? ¿Venderlo? ¿Regalarlo? ¿Deshacerlo? Después de muchas vueltas y reflexiones, en familia surgió una idea que combinaba desprendimiento y generosidad: ofrecerlo a la venta entre nuestros conocidos y, con lo obtenido, hacer una donación a la Fundación Igino Giordani, para ayudar a las víctimas de la DANA.
Una solución con final feliz
Lo que no esperábamos fue que el Belén se vendiera tan rápido. Y lo más sorprendente fue descubrir quién lo compró: unos amigos que planeaban colocarlo en una Asociación que trabaja con personas discapacitadas, ayudándolas a prepararse para vivir de manera independiente cuando ya no tengan a nadie que las asista.
Saber que mi Belén tendría un nuevo hogar con un propósito tan noble fue una gran alegría. Además, gracias a la venta, logramos realizar la donación a la Fundación Igino Giordani, contribuyendo con nuestro pequeño grano de arena a una causa importante.
Una pérdida que es una ganancia
Al final, nuestro Belén está a buen recaudo, decorando un lugar lleno de significado, y nosotros hemos aprendido algo valioso. Lo que parecía una pérdida, terminó siendo una ganancia, no solo para nuestra familia, sino también para quienes más lo necesitan.
Autores: María José Franco y Jesús García