Ciudadano del universo

Nuestra existencia compartida con sus desafíos y oportunidades

 

Como seres humanos, a menudo nos enfocamos en nuestras diferencias en lugar de en lo que nos une: nuestra pertenencia común a la humanidad y nuestra existencia compartida en este universo. En lugar de vernos como individuos separados y distintos, deberíamos vernos a nosotros mismos como células vivas de la humanidad, todos conectados en esta experiencia colectiva.

Es en este sentido que podemos decir que nos sentimos ciudadanos del universo, incrustados vitalmente en la continuidad no resuelta del ser. Nuestra existencia en este mundo no es aislada ni separada de la de los demás, sino que estamos todos juntos en este viaje, compartiendo los mismos desafíos y oportunidades. En este mismo sentido el escritor argentino Jorge Luis Borges, ha hablado sobre la conexión de la humanidad con el universo y la importancia de reconocer nuestra existencia compartida.

Si bien puede parecer una idea abstracta, reconocer nuestra conexión con la humanidad puede tener un impacto muy real en cómo interactuamos con los demás y en cómo tratamos nuestro mundo. Si vemos a cada ser humano como una parte vital de la misma red de vida, es más probable que tomemos decisiones que benefician a todos en lugar de solo a nosotros mismos.

 

¿Cuál es nuestro aporte como células vivas de la humanidad?

Podemos trabajar para crear un mundo más justo y sostenible, donde se valoren todas las formas de vida y se respeten los derechos humanos fundamentales. Podemos comprometernos a aprender de las diferencias culturales y a trabajar juntos para resolver los problemas globales, desde el cambio climático hasta la pobreza y la desigualdad.

 

Hoy en día, más que nunca, es importante que tomemos medidas y pongamos en práctica estos valores. La pandemia de COVID-19 ha destacado nuestra interdependencia como seres humanos y ha resaltado la necesidad de colaborar para abordar los desafíos globales.

Como ciudadanos del universo, tenemos la responsabilidad y la oportunidad de cambiar las cosas en el mundo que compartimos. Nuestro aporte puede ser pequeño o grande, pero es importante que cada uno de nosotros tome medidas para promover la justicia y la sostenibilidad. En última instancia, todos somos células vivas de la humanidad, coetáneos de la inmortalidad y responsables de construir un futuro mejor para todos.

 

Publicaciones en español

I. Giordani 

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