Ayuda en tiempos de pandemia

Ayuda en tiempos de pandemia

Son muchas las necesidades que surgen a causa de la pandemia, además de hacer visible la falta de recursos económicos con la que una parte de la población ya vivía su día a día. También es mucha la solidaridad que está generando, despertando la fraternidad inherente en las personas. Decía Igino Giordani: “La caridad es como el incendio que se alimenta propagándose”. Uno de los signos de esta solidaridad son los fondos recaudados por la Fundación Igino Giordani para este proyecto que se lanzó a mediados del mes de abril del 2020 y que a día de hoy suman 31.666 € Estos fondos se han destinado a:

  • 29 familias durante varios meses para solventar las necesidades básicas.
  • 4 familias para pagar el alquiler de su vivienda
  • un Centro de la 3ª Edad de Sevilla a través de Cáritas diocesana para material sanitario

Entre las familias beneficiarias se encuentran las de una parroquia de Vallecas (Madrid) que desde hace un tiempo abre sus locales para albergar familias inmigrantes mientras encuentran solución de trabajo, casa… La pandemia empeoró la situación de cada una. A ellos le hemos podido ayudar con 1.000€ durante cinco meses, esencialmente para alimentos. Un grupo de chicos y chicas, conocedores de esta situación, ha estado yendo durante el período estivo, para hacer diferentes actividades con los hijos de estas familias: apoyo escolar, juegos. Todo ello ha contribuido a animarnos a seguir generando recursos económicos y humanos para ir al encuentro de tantas personas que nos esperan.

Terremoto en la Amazonia peruana

Terremoto en la Amazonia peruana

El Hogarcito para ancianos Chiara Lubich, está ubicado en la Amazonía peruana. Después del reciente terremoto del 28 de noviembre 2021, se están evaluando los daños causados en el Centro y también en las precarias viviendas de nuestros ancianos, algunas destruidas completamente. Las rutas de acceso están fuera de uso, por lo que hemos quedado bastante aislados. Ahora habrá que reconstruir como se pueda, para que nadie se quede a la intemperie. Gracias por el sostén de muchos que sigue llegando y por sus oraciones, importantísimas para nosotros. Escribe Jenny: “Recemos, amigos, por todas las personas que trabajan en estos días para reconstruir las rutas de acceso al pueblo, porque hemos quedado aislados. Recemos, también, para que puedan llegar los servicios básicos como el combustible, el gas y la corriente eléctrica.  Hagamos el esfuerzo de dar una mano. Ofrezcamos parte de nuestro tiempo para llevar la comida a las viviendas de los ancianos que no pueden movilizarse y que están asustados. Gracias a Pedro y a Rosita por llevar los almuerzos a las casitas más cercanas. Y gracias a la Municipalidad por llevarlos a los lugares más lejanos, eligiendo los atajos para ahorrar el combustible”. Dos ancianos en estado de abandono, agotados. Les llevamos el almuerzo cada día con el furgón. Ahora que falta el combustible vamos en bicicleta, aunque se encuentren lejos. ¡Es una gimnasia para el alma y para las piernas! Llega ayuda en alimentos y los almuerzos se distribuyen también a las viviendas más lejanas de los ancianos. “Hoy llegaron dos nuevos abuelos al Hogar –cuenta Javier–. Ayer estuvieron el médico y los enfermeros tratando de hacer una evaluación de la salud de ellos. Hoy, Jenny fue tempranito al Hogarcito para sacarles muestras de orín. Fue medio complicado. Durmieron muy mal, con vómitos y diarrea. El cambio los descoloca mucho y ya el médico vio que la salud de ellos está algo deteriorada. Los dos son discapacitados sordomudos y eso hace más difícil la comunicación. Veremos cómo va evolucionando todo. Estaba presente el único hijo de uno de ellos. Gente muy pobre, casi difícil de imaginar”. La Fundación Iginio Giordani ha hecho una campaña de captación de fondos y ha enviado a Perú 1.300€ para la apoyar la reconstrucción del Hogar

Campo de refugiados en Mahama

Campo de refugiados en Mahama

 

El padre vicenciano Henri Matsinga trabaja y es capellán en el campo de refugiados de Mahama. El campo, que se puso en marcha en 2015 para alojar a refugiados de Burundia aloja hoy a más de 50.000 refugiados. El acceso a los bienes básicos, como en todos los campos, normalmente ya era muy complicado cuando llegó el Covid19.

Henry y yo nos conocimos en 2015 en Dire Dawa (Etiopía) en una de las casas de las Hermanas de la Caridad de Madre Teresa, cuando él todavía era seminarista y yo voluntaria. Tuve el regalo de poder estar con él en los talleres de verano que las hermanas hacen con los niños y niñas sin recursos de la zona, y descubrir una profunda vocación al sacerdocio que a los años se cumplió. En el campo, como sucedió en España, fueron los mayores los que más sufrieron por la enfermedad y los estragos que el Covid produjo en todos los suministros. Henri, especialmente preocupado por ellos, me contaba que en su enfermedad se ven incapacitados para organizarse y recibir y salvaguardar lo básico que se reparte, algunos mueren de hambre. Conocedor de esta situación y de cientos de casos particulares, Henri elaboró una lista de 125 afectados mayores, con nombres y apellidos, que están viviendo una necesidad muy urgente y los víveres básicos necesarios e indispensables para su supervivencia: arroz (7 kg), frijoles (6 kg), sal (2 kg), frutas (2 pzs), aceite (5 l) y azúcar (2 paquetes). Para poder comprarlos necesitaba 17,91 € por persona, en total 2238,7 €. De manera espontánea comencé una colecta, a través de la Fundación Igino Giordani, con una cadena de whatsapp trasladando esta necesidad y la respuesta fue espectacular. A pesar de las tremendas necesidades que también se vivían aquí, la generosidad fue increíble. Finalmente, se recolectaron e hicieron dos envíos, uno de 3792,96 USD y otro de 4450 € que sirvieron para dar respuesta no solo a las necesidades de la lista que Henri envió, sino a ampliarla también a viudas y huérfanos de la comunidad que, después de los mayores, eran los que más estaban siendo golpeados por las consecuencias de la pandemia.

Campo de refugiados de Mahama

 

Alubiada 2020

Alubiada 2020

El 8 de febrero se celebraba en Bilbao la ya habitual “alubiada” solidaria, era su 6ª edición. Un día lleno de alegría, clima de familia y fiesta. Con el mismo entusiasmo que en años anteriores, un mes antes todos se ponen manos a la obra para que no falte ningún detalle. Se distribuyen los trabajos, se invita a familiares, amigos y a todos los que se quieran unir a colaborar con el proyecto “Agua, fuente de vida” que AMU y otros organismos desarrollan en Burundi. Cada cosa que se prepara se hace en servicio a los demás, para lo que haga falta. Si a veces se crean tensiones, surgen incomprensiones, malos entendidos, es la ocasión para renovar el amor recíproco entre todos y experimentar la alegría en cada cosa que se prepara. Entre los 110 comensales, 12 son cocineras y cocineros.  

Construir la paz es un desafío

Construir la paz es un desafío

Guillermina es una joven argentina de 16 años. Nahuel tiene 20 y es de Uruguay. Son algunos de los jóvenes que llevan meses preparándose para participar en el Primer Congreso Internacional de formación para Jóvenes Líderes y Embajadores de paz, con el título «Crecer como constructores de Paz» y en el que la Fundación Igino Giordani está colaborando en primera línea. A ellos, en nombre de los casi 200 participantes previstos de todos los continentes, les hemos hecho algunas preguntas, pidiéndoles que compartan con nosotros sus deseos, sueños y acciones por la paz. ¿Por qué queréis participar en este Congreso? … además de ser fuente de inspiración, formación e incentivo para seguir trabajando, es una oportunidad única, afirma Guillerminapara conocer personas con los mismos objetivos que yo, sus distintos entornos y problemáticas. También Nahuel espera «conocer otras realidades socioculturales y cómo afrontan la formación en la paz, qué problemas hay fuera de mi país, cómo los solucionan, compartir experiencias con otros chicos de mi edad o edades cercanas a la mía. También lo veo como una oportunidad para entablar conexiones a nivel internacional que permitiría desarrollar proyectos en conjunto con otros activistas de paz en distintas partes del mundo. Asimismo, me resulta súper interesantísimo conocer Madrid, es todo una novedad conocer una cultura al otro lado del mundo». El evento de diciembre es una de las manifestaciones del proyecto de educación a la paz “Living Peace International”, y se realiza en sinergia el “Círculo Universal de Embajadores de Paz” (Francia-Suiza). Nahuel fue nombrado Joven Embajador de Paz en 2015, junto a dos chicas de su misma región con las que participaba activamente en un grupo de jóvenes de la ciudad de Canelones (Uruguay); allí llevaban a cabo «diversas actividades tales como visitas a hogares de ancianos, a barrios marginales, campañas de recogida de ropa, etc. Actualmente resido en otra ciudad lejana en la costa de Uruguay, pero continúo en contacto con el grupo de colegas». Un momento seguro importante del próximo Congreso será la ceremonia de nombramiento de nuevos Embajadores de Paz. Guillermina todavía no ha sido nombrada, pero «trabajo en la causa hace un año aproximadamente». Finalmente, ¿qué supone en tu vida y cómo construyes la paz? Para Nahuel… … «es todo un desafío, pero un desafío lindo, de esos que te llenan. Me enfoco en favor de la tolerancia y la igualdad y en contra de la indiferencia frente a las distintas realidades sociales». Y por sus palabras queda clara la conciencia de estar ante un gran reto: «Lo más difícil es tratar con los juicios sociales que van y vienen, evitar esos juicios es un desafío enorme, buscar que se ampare al prójimo con el perdón y que se pueda salir de la ira y el rencor que envenena a las sociedades, ya sea en las instituciones educativas, el trabajo, la calle, en las redes sociales, en los lugares públicos, en los lugares de diversión y en vivir cotidiano. Actualmente estoy estudiando diplomado en Operador Socioeducativo para poder insertar en sociedad a las personas con TEA (Trastornos del Espectro Autista), en el campo laboral, académico y social». El proyecto “Living Peace International” ha ofrecido a Guillermina «un espacio para hacer lo que siempre había querido, y poner todos mis deseos y sentimientos en algo concreto». Para ella, vivir por la paz es «muy importante, se trata de lo que quiero hacer toda mi vida, sea en donde sea… Construyo la paz intentando empezar por mí y continuar por mi entorno, extendiendo los objetivos, creo que no puedo enseñar o compartir algo que no vivo».